El clima de Mendoza tiene características excepcionales para el cultivo de la vid. Corresponden a un clima desértico continental sin influencia oceánica, lo cual sitúa a esta región como de cualidades prácticamente únicas entre las zonas vitivinícolas del mundo.

El piedemonte de la Cordillera de los Andes y la latitud de Mendoza nos brinda el privilegio de poder contar, en un determinado rango de altitudes, con un régimen de temperaturas que permite una maduración pausada y completa de las uvas. Los días cálidos y las noches frescas son el complemento que otorga una oscilación térmica ideal para la madurez de los taninos, la concentración del color, la preservación de la acidez y el desarrollo de una intensa y compleja paleta aromática.

La escasa nubosidad de Mendoza impacta los viñedos con una intensa luminosidad, estimulando la producción de complejos compuestos aromáticos y polifenólicos que son el alma de sus vinos.

Viñedos

Clima

El clima de Mendoza tiene características excepcionales para el cultivo de la vid. Corresponden a un clima desértico continental sin influencia oceánica, lo cual sitúa a esta región como de cualidades prácticamente únicas entre las zonas vitivinícolas del mundo.

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